Si no hubiera hecho tanto daño a España, empotrado en algunos de los peores Gobiernos que ha padecido en los últimos decenios, el cabecilla del Partido Socialista Obrero Español, Alfredo Pérez Rubalcaba, podría mover, más que a indignación, a lástima, habida cuenta de los papelones que está haciendo con tal de seguir donde ni siquiera los suyos le quieren. "El PSOE ha vuelto", clamaba patético el más amortizado que veterano político socialista en ese cónclave que ha servido para constatar, una vez más, que el PSOE no tiene por qué volver porque nunca se ha movidido de sus dominios, los de la demagogia, el sentimentalismo barato, la marrullería, la incompetencia y el desgobierno.
Rubalcaba es un lastre para un partido que es una rémora para España. Un partido que más parece una partida, un ayuntamiento de personajes que no parecen tener más proyecto que el de socavar las instituciones, desfondar los erarios y azuzar la envidia y el resentimiento en los sectores más susceptibles de padecer semejantes lacras. Con González y Zapatero, el PSOE fue un onerosísimo error para la Nación. Con Rubalcaba es un erial. Con personajes como Susana Díaz, procedente de ese contraejemplo vergonzoso que es la Junta de Andalucía; Patxi López, lehendakari vergonzante que condujo el PSE a la irrelevancia, o la inenarrable e indescriptible Carme Chacón, y ese PSC cuyo suicidio habrá de estudiarse en las facultades de Ciencias Políticas, tampoco va a ser lo que necesita España, un gran partido nacional que pueda ganarse la confianza de los ciudadanos que se mueven entre la socialdemocracia más potable y el centrismo menos comprometido, si es que en el centrismo puede haber el menor grado de compromiso. A ver si toman nota las formaciones que andan también en pos de ese tipo de electorado.
¿Hay, pues, que preocuparse de ese "El PSOE ha vuelto"? Sí, porque éste es un partido que ha demostrado en un numerosas y cruciales ocasiones su adicción al cuanto peor, mejor. En pleno proceso de descomposición interna, el intelectualmente inane partido de Rubalcaba puede convertirse en una amenaza de primer orden para la estabilidad política, económica y social de la Nación.
Y yo me pregunto ¿cuando se fue? ¿cuando dejo de estar? ¿que hizo Rubalcaba en ese periodo? Y es que no cambian... siempre con lo mismo...
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