Se cumple un año de la Undécima... si, de la Undécima Copa de Europa que se dice pronto... un título que salvo una temporada que auguraba a desastre... y si auguraba eso era simplemente por el capricho de unos jugadores que no toleraban a su antecesor, Rafa Benítez, no había sintonía con un técnico que respiraba madridismo por todos sus poros y que era un profesional como la copa de un pino, pero cuando no hay feeling pasa lo que pasa... que se tuercen las cosas y que al final siempre la paga el mismo, el entrenador... porque cargarse a la mitad de la plantilla y hacer limpieza es mucho más costoso y caro que cargarse al entrenador, aunque este sea un profesional y ellos unos mimados...
El fútbol tiene esas cosas... llegó Zidane y por arte de magia los jugadores empezaron a jugar mejor, no demasiado pero algo mejor sí... y paso a paso fueron dejando atrás obstáculos hasta llegar a la final... final contra el Atlético una vez más, el mismo rival que en la Décima... y fue una final una vez más dramática, intensa, llena de entrega, lucha y en la que los jugadores acabaron destrozados, derruidos, con calambres... y que se tuvo que decidir en la tanda de penaltys, donde la suerte sonrió al Real Madrid... un equipo que no necesita hacer el mejor fútbol, ni estar en la mejor forma, ni atravesar por un momento dulce de juego para conquistar títulos... eso tiene este club, que cuando juega bien siempre gana y cuando juega mal muchas veces también gana... esa es la grandeza de este equipo... es un club nacido para la grandeza, la historia, la leyenda...
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